Conozcamos al Vino – Segunda Parte

Continuando con nuestro aprendizaje sobre el vino. Hoy abordaremos tres elementos esenciales que ayudan a conservar, preservar y proteger al vino de cualquier agente  externo que pueda modificarlo negativamente:  a. El  Envase, sea botella de vidrio, tetrapak o lata; b. La Cápsula; c. El  Tapón;  sea de corcho, sintético o tapa rosca.   

Conozcamos al Vino – Segunda Parte

Todo producto que quiera llegar al mercado en perfectas condiciones y que pretenda ser entendido por el consumidor, debe contar con un envase/embalaje apropiado.  Este principio no le es ajeno al vino, más aún, cuando éste es un ser “vivo”.

El Envase: Debe poseer las siguientes características: Debe protegerlo al darle el aislamiento necesario.; debe evitar la adulteración y ofrecer la información adecuada en cantidad y calidad al consumidor; y además, debe ser atractivo a la vista y cumplir con el objetivo de la venta.

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La Cápsula: Siglos atrás se lacraban las bocas de las botellas luego de colocado el corcho, siempre con el fin de asegurar cierto nivel de inviolabilidad del contenido. Pero el lacre  mostró quebradizo y fue reemplazado por una cápsula de plomo. Al descubrirse la toxicidad del plomo, fue sustituido por el estaño u otros materiales más inocuos. En los vinos de calidad se suele utilizar una cápsula de estaño puro. También son frecuentes las cápsulas de estaño-plomo (aunque  ya casi extintas); Termo retráctiles (de material plástico);  Las de papel de aluminio;  las llamadas  cápsulas “compuestas”, integradas por capas de papel de aluminio o estaño y plástico. Podemos agregar que aparte de asegurar la boca de la botella, también desempeña una función estética.

El tapón: El tapón que normalmente encontramos en una botella de vino o de espumante, es de corcho (Quercus Suber o árbol del Alcornoque). El corcho es un tejido vegetal que se encuentra debajo de la corteza de esta variedad  de roble.  Al igual que la botella, el corcho inicia una relación más cercana con el vino a partir del siglo XVII. Pero, ¿Por qué el corcho? Fue elegido por ser compacto, elástico, micro poroso, ligero, aséptico y, sobre todo, porque no lo afectan los cambios de temperatura, y raramente se pudre. Puede durar puesto en la botella hasta 50 años. El Quercus Suber se encuentra en zonas del Mediterráneo occidental (España y Portugal).

Tipos:

1.- De alta calidad o finos: son destinados para vinos de guarda prolongada. Son compactos, elásticos, lisos, muy suaves al tacto, no presentan poros ni estrías. Resistente al pirograbado. Largo: de 5 cms. a 5.5 cms. Su color puede ser claro u oscuro. Se le suele llamar corcho flor.

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2.- Comercial: Son los que encontramos en la mayoría de las botellas de vino. Presentan estrías y poros (lenticelas). Son más compactos, por lo tanto menos elásticos;  su superficie es menos lisa, resiste el pirograbado. Largo: 3.5 cms. – 4 cms.

3.- Conglomerados o prensados: Son elaborados a partir de    pequeños trozos; o de aserrín de corcho con poliuretano. Carecen de poros o estrías. Pueden llevar pirograbado. Largo: 3 cms. – 4 cms.

4.- Compuestos: Aquellos que presentan uno o más discos de corcho de un solo filón en un extremo o ambos. El cuerpo es conglomerado. P.Ej. El corcho del Champagnes o de los espumosos en general.

5.- Tapones sintéticos u otros cierres: Elaborados de PVC o siliconas. Largo: variable. Vienen en diversos colores. Se utilizan para vinos jóvenes. Úlltimamente se están usando más screw caps o tapas rosca para los vinos jóvenes. En términos prácticos y de preservación son los mejores tapones para el vino. 

Los invitamos a poner en práctica los aprendido la próxima vez que visiten su tienda de vinos preferida.